Taxco - Parte I

Nuestra primera excursión fuera del DF: Taxco.
Sábado (aunque el día amaneció bien nublado, insistí en llevar mallita, ojotas, protector solar, todo para disfrutar de la pileta del hotel. Ya les anticipo que, por supuesto, llovió todo el fin de semana).

Partimos en micro a las 9.40 de la terminal sur, La Tasqueña. Lo único destacable, además de su parecido con Retiro, es la búsqueda de armas, vía revisión de equipaje y palpado, por parte del personal de seguridad previa subida al micro ( guau).
El micro, lindo, categoría pluss ( así, con dos eses).

El viaje duró 2 horas y media, por camino de bosques y montañas, muy bonito ( lo poco que vimos, porque la verdad es que dormimos casi todo el tiempo), por lo que llegamos a Taxco cerca del mediodía, justo cuando escampaba por unos minutos para que no nos mojáramos (tanto).

Taxco es una ciudad contrsuida encima de una montaña, bajo la cual había extensas minas de plata, por lo que su fisonomía responde a la forma de la montaña, con muchas subidas y bajadas, calles angostas e intrincadas. Es una ciudad de estilo netamente colonial, con la mayoría de las construcciones conteniendo piedra, balconcitos y tejas rojas, lo que le da una homogeneidad muy agradable.



Y es también una ciudad en decadencia, con una dejadez (estilo venecia, pero muchísimo más latinoamericana) que le da cierto encanto, y en ocasiones, cierto desencanto.



Por último, cuenta con una catedral barroca muy linda, Santa Prisca, uno de los orgullos taxqueños, que domina toda la vista de la ciudad.

Bueno, llegamos y fuimos al hotel que habíamos reservado, pero como estaba en una calle muy ruidosa - porque otra característica bastante particular es que por esas calles estrechas, empedradas, sin veredas, pasan un millón de combis y taxis escarabajos blancos, por minuto, lo cual hace que la ciudad lejos de ser una pacífica ciudad colonial sea un quilombo de rodados subiendo y bajando cuestas- preferimos buscar otro. La elección fue "Agua Escondida" frente a la plaza principal, cuyo atractivo principal eran unas hermosas terrazas ( que hubiéramos disfrutado mucho mejor, en caso de haber habido buen tiempo, no?).
A continuación foto de la vista de la habitación y de una de las terrazas.





Lo que hicimos durante el día es bastante poco innovador: fuimos a almorzar, dimos unas vueltas, nos mojamos un poco, dormimos la siesta.
Pero antes del sueñito, nos tomamos una de las innumerables combis y fuimos hasta la parte baja de la ciudad a subirnos al teleférico que cruza a una zona más paqueta llamada las Lomas de Taxco, donde había un club y una especie de casas de fin de semana. Y recién cuando estábamos subiendo al carrito me acordé del pánico que le tiene inacete a las alturas, mi vida, se la bancó re bien, todo quietito y agarradito del palo que había en el medio ( hermoso).



Después de la siesta, comrpa de algunas cosillas de plata (bijoux, nada importante), té en un balconcito precioso ( el de la foto, el chocolate no estaba muy bueno, pero el lugarcito era encantador), más vueltas, más mojados, y un poco de tv antes de la cena. El diluvio universal nos impidió salir, por lo que terminamos cenando, bastante bien, en el restaurante del hotel.



Día largo y llovido. Lindo, lindo.