Trata sobre dinosaurios, que personalmente me parecen bastante aburridos, básicamente porque están todos muertos.
Sin embargo, como era de suponer al ser ésta una exposición popular y pensada para niños, le encontraron la vuelta para que resulte entretenida.
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La organización, como suele pasar en este tipo de eventos, bastante buena: la fila era de menos de 10 minutos (era lunes al mediodía, no PODIA haber mucha gente). Gel antibacteriano y scanner de temperatura previa entrada, y avance en grupos de 60 personas.
Adentro, de movida no hay ni un solo cartel. Nada para leer. Lo que debas saber en cada parte de la exposición te lo explican decenas de chavitos y chavitas (onda boy scout) que se saben (o intentar saber) de memoria sus textos.
También hay unos paleontólogos trabajando en vivo ( casi tan excitante como la colección de fósiles de ross, ja ja) y los archiconocidos esqueletos reconstruidos que se ven en todas las películas.
Lo que no había visto antes es todo un pabellón con dinosaurios animados - con movimientos y rugiditos- que representan lo que se supone más se acercaría a los verdaderos.
Un mito que se rompe: se comenta que el tan temido tiranosaurius rex, ese de los dientes asesinos y las manitos ridículas, no luchaba para cazar, porque justamente con ese tamañito de manos lo hubieran hecho pelota. Lo que parece que hacía es detectar a mucha distancia presas muertas o agonizantes y recién cuando tenía al oponente ahí muertito o casi, le zampaba sus buenos mordiscos (por eso tamaña mandíbula y dientes). Vieron? así que todas esas persecuciones de las pelis...FALSAS !!!
Y por último, la exposición termina con todo un pabellón de reciclaje para que no nos extingamos nosotros como los dinosaurios, pero ya estaba cansada y como yo ya reuso, reduzco y reciclo, lo pasé por alto.
Todo gratis.
En esta ciudad hay muchas cosas que se pueden disfrutar sin pagar un solo peso.
Eso sí, hay que saber buscar, tener tiempo y ganas, cosas que no siempre se encuentran juntas.