sábado, 13 de octubre de 2007

La Cronica, una mirada diferente.

En una de mis dos tarde en Acapulco, me crucé con este texto, que me remitió inmediatamente a estas páginas que escribo y que comparto con ustedes. Ojalá les guste tanto como me gustó a mí.

"Me gusta la palabra crónica. Me gusta, para empezar, que en la palabra crónica aceche cronos, el tiempo. Siempre que alguien escribe escribe sobre el tiempo, pero la crónica - muy en particular - es un intento siempre fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía: permite intentarlo una y otra vez - y fracasar e intentarlo de nuevo, y otra vez.

(...) América se hizo por sus crónicas (...). Aquellas crónicas eran un intento heroico de adaptación de lo que no se sabía a lo que sí: un cronista de Indias ve una fruta que no había visto nunca y dice que es como las manzanas de Castilla, solo que ovalada y su piel es peluda y su carne violeta. Nada, por supuesto que se parezcaa una manzana, pero ningún relato de lo desconocido funciona si no parte de lo que ya conoce.

Así escribieron América los primeros: narraciones que partían de lo que esperaban encontrar y chocaban con lo que se encontraban. Lo mismo que nos sucede cada vez que vamos a un lugar, a una historia, a tratar de contarlos. Ese choque, esa extrañeza sigue siendo la base de una crónica.
(...)
La crónica es una mezcla, en proporciones tornadizas de mirada y escritura. Mirar es central para el cronista - mirar en el sentido fuerte. (...) Mirar es la búsqueda, la actitud consciente y voluntaria de tratar de aprehender lo que hay alrededor - y de aprender. Para el cronista mirar con toda la fuerza posible es decisivo. Es decisivo adoptar la actitud del cazador.

Hubo tiempos en que los hombres sabían que sólo si mantenían una atención extrema iba a estar prontos en el momento en que saltara la liebre - y que sólo si la cazaban comerían esa tarde. Por suerte ya no es necesario ese estado de alerta permanete, pero el cronisita sabe que todo lo que se le cruza puede ser materia de su historia y, por lo tanto, tiene que estar atento todo el tiempo, cazador cavernario. Es un placer retomar, de vez en cuando, ciertos atavismos: ponerse primitivo.

Digo: mirar donde parece que no pasara nada, aprender a mirar de nuevo lo que ya conocemos. Buscar, buscar, buscar. Uno de los mayores atractivos de componer una crónica es la obligación de la mirada extrema.
Para contar las historias que nos enseñaron a no considerar noticia (...); la información busca lo extraordinario,; la crónica, muchas veces, el interés de la cotidianeidad. Digo: la maravilla en la banalidad."

Extracto de "La Crónica, una mirada diferente" de Martín Caparrós, publicado en el suplemento adbcultura de La Nación el 15 de septiembre, 2007.

5 comentarios:

Ma y Pa dijo...

Hiji querida :Yo había leído ya ese artículo de Caparrós y me había parecido MUY Muy BUENO.¡Qué lindo que compartimos la misma idea y que Inacete te llevó ADN. En realidad el mejor y único buen número desde que comenzó a salir esa revista de l"La Nación" (claro, esto según mi punto de vista)
Besitos
mamá

María Laura dijo...

Interesante artículo.
No lo había leído.
Yo encontré dos buenos números y creo que debe ser porque fue en oportunidad de no tener material de lectura suficiente, lo que me llevó a leer de verdad más que a mirar por arriba.

vanesa dijo...

me encanto, nada mas que eso, me en-can-to.

Unknown dijo...

Y sí, Peineta, México se está haciendo por tus crónicas...o no ??????

Mária dijo...

obviously...antes de mí, la nada !!