viernes, 14 de agosto de 2009

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A mí me pasa que a veces me clavo con un pensamiento y no me lo puedo sacar de la cabeza.
Puede ser algo que tengo que hacer y no me quiero olvidar.
O una situación que me hace enojar.
Una pequeña angustia. Ansiedad.
Como una pared de vidrio que me separa un poco del mundo.
Lo veo, lo oigo, lo siento, pero no pertenezco del todo, porque estoy inmersa en mi obsesión de vidrio.

Y me di cuenta que en esos momentos lo que mejor me resulta es hacer algo totalmente distinto que involucre, en lo posible, interactuar con otras personas.
No suele ser efectivo interacturar con marido, a veces tampoco familia. Demasiado cerca.
Puede ser algo tan poco trascendental como ir a la clase de portugués.
O ir al cine, o mirar libros de fotos -de prestado -en una librería amable.
Ayer fue, té con amigas.

Sin darme cuenta bien en qué momento exactamente, el aislamiento se evapora.
Entonces me siento mucho más liviana.
Y la sensación de sentirme otra vez parte del mundo me llena de alegría.

6 comentarios:

Mer dijo...

coincido plenamente!!!!!Me pasa lo msmo, pero no lo tengo tan resuelto como vos.

Anónimo dijo...

que maravilla poder expresar tan bien lo que te sucede!!! entiendo la sensacion y me ocurre algo parecido, pero tampoco lo tengo tan resuelto. Cintia

María Laura dijo...

Qué bueno haberle encontrado la vuelta!!!!!!!!!!!!!!!
A mí esas cosas se me disparan cuando me estoy quedando dormida y......................................ME DESPABILO!!!!!!!!!!!!!!!!!

Mária dijo...

y no, muy resuelto no lo tengo tampoco, pero después de encontrarme en la misma situaciuón una y otra vez, (y con una ayudita de la psico) me descubrí un patrón. No lo puedo manejar, pero por lo menos me doy cuenta. Por algo se empieza...dicen.

El Coco dijo...

"....me descubrí un patrón."

Entonces, seguís en la coca, no renunciaste...nos mentiste !!!

gra dijo...

evidentemente somos muchos los no resueltos, yo a veces zafo con algo inesperado, pero sí creo que esos días hay que ver gente y tomar aire, mucho aire.