jueves, 20 de enero de 2011

Ciudad de México

La semana empezó sin otro plan que contactar a los amigos y hacer un par de cosas que me habían quedado pendientes y otras que quería hacer por última vez, como ir a mi amado tianguis de la calle pachuca a comprar guayabas y mangos.

El martes, la última sesión de beauty  me llevó a  polanco,  y por eso me encontré recorriendo la avenida masaryk de una punta a la otra, acortando camino por los bosques de chapultepec, disfrutando sus ardillas por esa calzada que tantas veces anduve. Caminando también atravesé la condesa y sus calles tan mías para llegar finalmente a la escandón, donde unos buenos amigos me prestan su casa mientras ellos están en buenos aires.

El miércoles una vieja cámara de fotos me hizo tomar el metro para llegar a la calle donceles y - cómo no hacerlo - aproveché la ocasión para dar una caminadita por las calles del centro histórico, estridentes, bizarras, alucinadas. Como no podía ser de otra manera llegué hasta el zócalo y por única vez en tres años lo volví a encontrar vacío, imponente, desmesurado como la primera vez que lo vi y me voló la cabeza. Y sentí que era su forma de despedirme. Y me llenó de alegría. Y ya que estaba entré al palacio nacional y volví a deslumbrarme con los murales de diego rivera y la enormidad de los espacios y el peso que las instituciones y el concepto de patria tienen en este país.

A la tarde, para llegar a un almuerzo en las lomas de chapultepec,  reviví el tráfico agotador de un día cualquiera, volví a manejar mi querida camio y me reencontré con mi amada bici y pensé que qué feliz me harían ambas en buenos aires. Y fui al super, y fui al banco, y hoy fui de compras a ver si encontraba algo en las rebajas de enero y al mediodía fui a mi último facial con laurita, que cómo la voy a extrañar.


Hacer vida cotidiana con la conciencia de la finitud. 
Lo cotidiano ahora es otra cosa. 
Y estos son los últimos resabios de familiaridad que me quedan de mi vida de acá, la de antes.

Revisitando los lugares queridos, sin querer y casi sin darme cuenta, empezó mi despedida.


2 comentarios:

eleonora dijo...

Tu amada bicicleta debe estar acá. Para una visita a mi casa, por ejemplo, la distancia puede ser un poquito extensa pero el recorrido es ideal para bici. ¡Tráela pa'cá!

alfonso el sabio dijo...

Muy nostálgica, muy sentimental, la nostalgia es tristeza, yalo dice mi amiga la REA !!!

nostalgia.

(Del gr. νόστος, regreso, y -algia).


1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.

2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.


Y LAS DICHAS NO SE PIERDEN...SE ENCUENTRAN A LA VUELTA DE LA ESQUINA (el problema es cuando no hay esquinas...)