Acapulco (casi) en vivo

Treinta grados, calor, esa humedad pegajosa que hace que sea imprescindible dormir con aire….por fin un verano como la gente !!!!

Sí, señores. Estamos en Acapulco en vivo y en directo, escribiendo estas crónicas desde el hotel en nuestra compu – a esta altura parte necesaria del equipaje (para qué negarlo? ya nos reconocimos dependientes).

El viaje lo emprendimos ayer, ambos pudimos salir temprano de nuestros trabajos y cinco y media estábamos partiendo. La autopista de dos carriles que recorre los 414 km que separan Acapulco del DF está en bastante buen estado y extrañamente muy bien señalizada. El camino es sinuoso, con muchas curvas, puentes y montañas. El viaje nos llevó - de puerta a puerta (como le gusta calcularlo a mi mamá)- 6 horas, incluyendo la primera, para salir de la ciudad, media hora de parada en Chilpancingo (para comer los sanguchitos que amorosamente había preparado antes de salir) y media hora de vueltas en busca del hotel (donde inacito tuvo su inevitable ataque de resistencia a lo desconocido).
Muchos peajes (como 5) donde pagamos un total de $Mx 536 ($ar 150)

El hotel. Se llama Camino Real (una cadena mexicana) y es como estar en el CRUCERO DEL AMOR !!!!! Muy Acapulco, muy olmedo y porcel, con sus empleados vestidos de blancos marineros y sus muchas habitaciones, palmeras, albercas (piletas) y tumbonas ( reposeras), ja ja. Es buenísimo.

Día de hoy, básicamente estar de vacaciones!!!
Sol. Por primera vez me propuse ponerme todo el protector solar que hiciera falta, aun a costa de sacrificar el irresistible deseo de estar bronceada. Lo logré. Inacet, obviamente no.
Piletas, numerosas, en altura, con vista al mar. Pero con gente alrededor (poca, porque es temporada baja) pero gente al fin.
Y mar !!!, bahía, sin olas, agua verde, mucho más salada, menos pulcra pero infinitamente más divertida que las piletas.
Todo esto condimentado con lectura (entrevista de Murakami en el suplemente de cultura de…La Nación !!), comida (unas quesadillas de camarones y un margarita) y música ( qué combina con Acapulco? ….Sandro!).

Ahora estamos en la terracita de la habitación, con vista al mar (porque es deluxe) muy relaxed, contemplando las últimas luces del día.
Felices.