Camino a Sorrento

Después de la noche tan placentera que les relatara ayer, nos levantamos bien tempranito (imposible no hacerlo) y partimos a Roma Termini a ver qué tren salía para Nápoles. Esta nos salió bien, porque encontramos uno de esos de alta velocidad que salía ahí nomás. Por supuesto el potentado eligió primera clase, cosa que me permitió acceder a esta dimensión desconocida, que mis humildes orígenes jamás hubieran escogido.

El viaje bárbaro, el paisaje hermoso, el tren super cómodo, con azafato, juguito gratis y mesita para jugar a las cartas. Todo de bucólica película europea.

Hasta que llegamos a la terminal de Nápoles y se convirtió en un REALITY SHOW DE CLAYPOLE !!!!!! Nos fuimos a enterar que para llegar a Sorrento - nuestro destino final - había que hacer combinación con otro tren, que no sólo no tenía primera clase, si no que era casi casi como el roca...pero con la diferencia que entre la estación que nos subimos y la que nos bajábamos HABIAN 34 ESTACIONES !!!!!!!!!

( Ya que hacía como 4 días que estábamos viajando, qué nos hacía otra horita más, cargados con todas las valijas en un vagón atestado de turistas, no?) 

Lo mejorcito del viaje fue, eso sí, pasar enfrente del Vesubio (ese que había destruido a Pompeya hace miles de años) . Imponente.

En algún momento llegamos a la terminal de Sorrento, nos tomamos un taxi ( de luxe, casi tan grande como nuestro departamento) que nos depositó feliz y finalmente en el Parco de Principi, nuestro futuro hogar por los próximos tres plácidos y anhelados días.